dr david israel contreras medina

 

 

 

 

 

 

Dr. David Israel Contreras Medina
Departamento de Arte y Empresa,
División de Ingenierías,
Campus Irapuato-Salamanca,
Universidad de Guanajuato

Históricamente, desde nuestro primer ancestro, una de las primeras actividades principales de los seres humanos para subsistir fue la agricultura. Desde entonces, esta actividad ha evolucionado a través de sus diversas formas de manejo y uso de herramientas como, por ejemplo: la domesticación de cultivos, el empleo del hierro, o la introducción de diversos tipos de maquinaria, desde el año 8,500 Antes de Cristo y hasta nuestros días (SIAP, 2021), los cuales han promovido el progreso de las personas.

En México, la actividad agrícola se ha establecido como una actividad importante y significativa al involucrar alrededor de un cuarto de la población total del país. En Guanajuato, este sentido no es diferente, ya que se incluyen alrededor de 250 mil personas, en casi un tercio de su superficie, albergando 45 diferentes tipos de cultivos en su territorio (SIAP, 2020).

A nivel nacional y estatal, en México y Guanajuato se poseen alimentos como el maíz y el frijol que forman parte de la dieta diaria de las personas, al ser el insumo principal de diversos platillos, que van desde los más representativos como la ingesta de tortilla, tamales o atole, hasta el tradicional consumo de frijoles, enfrijoladas, combinados o acompañando a algún otro alimento.

A pesar de ser un alimento importante en nuestro país, el cultivo de maíz y frijol en Guanajuato registra niveles de producción variantes de entre poco más de 200 mil toneladas y 7 mil en los municipios de Pénjamo y San Felipe respectivamente (SIAP, 2020). Estas desigualdades también se ven reflejadas en la disponibilidad de recursos económicos, en aspectos como la edad y escolaridad de sus productoras y productores, así como en la divergencia en el uso de herramientas y tecnología para la mejora de sus cultivos de temporal y de riego, entre otras condiciones.

Las razones podrían ser varias, la primera se establece como la existencia de un contexto delineado por la ausencia en la consideración del ser humano; un alejamiento de un enfoque centrado en la sociedad; o una falta de entendimiento de las percepciones y requerimientos de la población local, como elemento clave para el desarrollo de soluciones Posiblemente por esto, desde la década pasada, diversos organismos como la Unión Europea o el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), han impulsado la directriz de introducir a la ciencia y a la tecnología a partir del conocimiento de las necesidades sociales (UNICEF, 2016; European Commission, 2020). Esta pauta es promovida para articular a la sociedad con el conocimiento científico y tecnológico para todas y todos, bajo una línea de inclusión y equidad, con el propósito de entender, estructurar y gestionar de forma más profunda, estrategias adecuadas para los sectores más vulnerables, como el agrícola.

La Universidad de Guanajuato, a través de la División de Ingenierías, Campus Irapuato-Salamanca, en el Departamento de Arte y Empresa, diversos investigadoras e investigadores, y estudiantes, se encuentran desarrollando un estudio centrado en las y los productores con el objetivo de proponer rutas tecnológicas con y para la comunidad agrícola de las cadenas productivas de maíz y frijol bajo el propósito de visualizar proyectos de intervención futuros y con ello incrementar las capacidades científicas, de emprendimiento, innovación y desarrollo tecnológico en el estado de Guanajuato.

¡Nuestro enorme agradecimiento a las y los productores por su enorme labor!

¡Conocimiento, tecnología e innovación con y para la comunidad agrícola!

*Proyecto Financiado por la Dirección General para el Desarrollo Científico y Tecnológico, la Dirección de Gestión del Conocimiento y Espacio de Innovación, Desarrollo, Emprendimiento y Aceleración (IDEA) del Estado de Guanajuato

 

Fecha de publicación: 25 de septiembre de 2022.