dra isaura arreguin

Dra. Isaura Arreguín Arreguín
Departamento de Psicología Clínica,
Campus Celaya-Salvatierrra,
Universidad de Guanajuato

Una de las preocupaciones generales de la población adulta, principalmente para quienes tienen la responsabilidad de tener a su cargo la formación de otra persona, es saber si se hace lo adecuado al disciplinar y/o reglamentar las conductas. Probablemente dicha preocupación deriva de la confusión cultural sobre el uso y aplicabilidad de los términos.

Normar significa seguir una pauta o lineamiento que rige la conducta o el comportamiento, dentro de una sociedad, institución, comunidad, etc.; intrínsecamente, es un convenio social, donde se da por sentado que las personas se deben comportar de una manera determinada, además, se espera que las personas respeten dichos convenios sociales. De no ser así, se expresa como no respeto a normas. Para llevarlas a cabo la persona debe tener como base ciertos principios morales como honestidad, justicia, respeto, empatía, entre otros.

Con el paso del tiempo, una norma puede llegar a tener relevancia y aplicación legal y jurídica, aunque, inicialmente, incumplir una norma, no acarrea una sanción legal, salvo que se haya traducido a regla. Así, el incumplimiento de una norma provoca desaprobación social, debido a que realiza actos que van en contra de los principios morales de la sociedad.

Por otro lado, cada sociedad establece sus propias normas, con el propósito de mantener un sistema dinámico entre sus integrantes, llámese sociedad educativa, empresarial, social, familiar o recreativa. Algunos ejemplos de respeto a normas son: puntualidad ante un compromiso, guardar silencio en espacios hospitalarios o de reflexión, conducta ética y de colaboración con los demás. No cumplir con la norma, no implica que se haya incumplido una ley.

Las reglas, por otro lado, son cuestiones muy puntuales o específicas con relación a un entorno o espacio; muchas reglas suelen derivar de las normas, aunque no siempre es así. Para que se identifique como regla, además de la especificidad, 1) debe registrarse por escrito y estar acompañada de una consecuencia, la cual deberá aplicarse en caso trasgredir la regla; 2) previamente ser conocida por las personas. 3) la persona previamente debe estar de conocimiento sobre la regla; 4) no debe aplicarse sanción si la persona no conoce la regla, pues no existiría parámetro para evaluar; 5) la regla es más estricta que la norma, acarrea consecuencia, dependiendo del entorno, gravedad y tipo de sanción acordada; 6) las reglas no pueden exceder en castigo o consecuencia, a lo establecido como norma.

Cuando la norma no está bien definida y se exige o aplica un castigo ante una conducta imprevista y no especificada, estaríamos ante una situación de maltrato. Es muy común escuchar a padres de familia, docentes, líderes empresariales, entre otros, que aplican castigo ante una conducta inadecuada que no fue especificada o acordada con anticipación, y es cuando adquiere una connotación de abuso o injusticia.

Con relación a la disciplina, comúnmente se interpreta como acción negativa. En realidad, la disciplina no es más que la estrategia o conjunto de estrategias que se aplican a fin de mantener un orden. Entre dichas estrategias se puede contar a: la imitación, modelamiento, psicoeducación, enseñanza guiada, castigo, etc. El fin último de la disciplina, es instruir o educar a la persona para que adquiera y se habilite en un determinado bagaje de conductas adaptativas a una sociedad que tiene normas específicas. La disciplina incluye reglas y valores. Una connotación muy importante de la disciplina es la protección, por lo que las medidas que se utilicen para disciplinar además del orden deben generar certidumbre, seguridad y confianza en la persona.

Si ajustamos estos términos en la formación de la personalidad en infantes y adolescentes, la disciplina son los métodos que se aplican a fin de formar una adecuada personalidad, por lo que, implementar medidas disciplinarias que no se ajustan cognitiva, física y emocionalmente a ellos, también estaríamos ejerciendo maltrato.

Vale la pena reflexionar si como adultos aplicamos de forma inadecuada reglas y sanciones, estaríamos ejerciendo en mayor o menor medida acción de maltrato, disminuyendo así la posibilidad de que los niños o adolescentes logren adaptarse a diversas circunstancias a las que se enfrentan. Estamos formando personas susceptibles de ser maltratados por el sistema e inhabilitadas a la autodisciplina, autorregulación, autocuidado y autodeterminación.

Disciplinar es un arte. La sanción debe traducirse como responsabilidad de los propios actos y de esta manera resulta accesible incursionar en las normas, como forma de adaptación.

 

Fecha de publicación: 4 de julio de 2020.

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