dr silvio zaina

Dr. Silvio Zaina
Departamento de Ciencias Médicas,
División de Ciencias de la Salud,
Campus León,
Universidad de Guanajuato

Este año, el Comité Nobel para Fisiología o Medicina ha premiado a los tres investigadores William G. Kaelin Jr. de la Universidad de Harvard (EE.UU.), Sir Peter J. Ratcliffe de la Universidad de Oxford (Reino Unido) y Gregg L. Semenza de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.) "por sus descubrimientos sobre los mecanismos celulares de adaptación a los niveles de oxígeno". Los tres recibirán cada uno un diploma y una medalla, y compartirán una suma de dinero de alrededor de un millón de dólares estadounidenses.

El oxígeno representa una tercera parte de la atmósfera de la Tierra. Con la excepción de unos pocos casos, los organismos vivos dependen del oxígeno para producir la energía necesaria para sus funciones fundamentales, es decir mantenerse vivos, crecer y reproducirse. El científico alemán Otto Warburg, quien recibió el Premio Nobel en el año 1931, describió la maquinaria que las células utilizan para convertir los nutrientes en energía a partir del oxígeno.

El organismo tiene que resolver un problema fundamental: la cantidad de oxígeno disponible no es siempre óptima. En algunas circunstancias como la actividad física intensa o la altitud elevada, el cuerpo se encuentra en un estado llamado hipoxia, una palabra derivada del griego que significa "baja cantidad de oxígeno". En estas condiciones, el organismo primero percibe la carencia de oxígeno, luego actúa aumentando el número de las células que transportan el oxígeno de los pulmones a través de la sangre hacia el resto del cuerpo, o creando nuevas venas y arterias por las cuales la sangre puede llegar a las partes del cuerpo que necesitan oxígeno.

Estas respuestas del cuerpo humano son importantes también durante el embarazo, cuando la mamá produce nuevas venas y arterias para garantizar que la cantidad óptima de oxígeno llegue al feto a través de la placenta. Kaelin, Ratcliffe y Semenza descubrieron precisamente los detalles finos de estas importantes funciones del organismo.

Desde el punto de vista de la salud humana, la investigación sobre la hipoxia promete identificar nuevas herramientas para combatir a las enfermedades. La formación de nuevas venas y arterias es un fenómeno común en el cáncer, ya que la masa tumoral necesita cantidades óptimas de oxígeno para soportar su propio rápido crecimiento. Por lo tanto, una posible estrategia para combatir al cáncer es bloquear su respuesta a la hipoxia. Nuevas venas y arterias se observan también en la masa de grasa que se deposita en las arterias - una enfermedad conocida como aterosclerosis, la cual promueve el derrame cerebral y el infarto del corazón. Por lo tanto, el conocimiento producido por Kaelin, Ratcliffe y Semenza puede producir un enorme impacto en las ciencias médicas.

 

Fecha de publicación: 22 de noviembre de 2019.

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